Los bolos quieren volar más alto - ayto-penamellerabaja
Los bolos quieren volar más alto
El salón de plenos del Ayuntamiento de Peñamellera Baja acogió ayer la entrega de los Premios Pico Peñamellera, considerados el 'Nobel' de los bolos, que en su XXIV edición han recaído en el cántabro Jacinto Pelayo Benito y en los asturianos José María Fernández Vallejo y Álvaro Collar de la Mata.
La tarde comenzó en Panes con una visita al Museo de los Bolos, para continuar con el llamado 'Circuito Bolístico', un recorrido a través del cual se van dejando atrás 24 abedules y 24 placas en las que se recoge el nombre de los tres ganadores de cada edición. Se eligió el abedul como árbol representativo por ser el que produce la madera con la que se elaboran los bolos de la modalidad de bolo palma.
El acto institucional se iniciaba con la lectura del acta del jurado y de ello se encargó Miriam Velarde, secretaria del colectivo peñamellerano. Más tarde, Isidro Caballero Sardina, presidente de la Asociación Pico Peñamellera, ofreció su discurso anual y a continuación José Ángel Hoyos Perote, vicepresidente de la Federación Cántabra de Bolos; Juan Antonio Buergo Rodríguez y Miguel Ángel Pérez Flórez glosaban, respectivamente, los méritos de Pelayo Benito, Fernández Vallejo y Collar de la Mata. Cerró el acto el director general de Deportes, José Ramón Tuero, que pronunció unas palabras a los asistentes entre los que se encontraba el alcalde de Peñamellera Baja, José Manuel Fernández.
Caballero lamentó la muerte, en 2017, de Cecilio Testón, gran colaborador de los premios y la persona que se encargaba de los diseños pictóricos de la revista Bolera.
Caballero destacó que el principal objetivo de la asociación continúa siendo el mismo: «Que la gente juegue a los bolos y ahí nos encontramos de frente con el relevo generacional». Para justificar la ausencia de jóvenes promesas en la actividad bolística esgrimió que también, cada día, «son menos los chavales que juegan a balonmano y los que entran en el Seminario». Aseguró que ni los premios ni la asociación que preside «son el parto de los montes», pero sí quiso dejar claro que «nuestro trabajo es muy importante porque estamos organizados y podríamos hacer cualquier cosa que nos propusiéramos». No tuvo empacho en señalar que «somos varias las personas que llevamos cinco meses trabajando para sacar adelante los premios».
Méritos de los premiados
A la hora de explicar los méritos y las circunstancias bolísticas que concurrían en los tres galardonados de 2018. Jacinto Pelayo ha sido un dirigente solvente y comprometido. Creó la peña de Santa María del Sel y la de Construcciones Rotella, que marcó un hito histórico en los bolos modernos de la vecina región. Todo ello, en atención a la calidad de los jugadores, los numerosos triunfos conseguidos, la brillantez en el juego y la organización de importantes competiciones, como la Semana Bolística. Pelayo, que abrió el camino a las competiciones de veteranos y féminas, fue director de la modalidad de bolo palma y ocupó importantes cargos en las federaciones de Cantabria y España.
En José María Fernández Vallejo se valoró su compromiso con los bolos desde niño. Fue un aceptable jugador de bolos, monitor con ilusión y pocos medios, y colaborador como bolista en varias peñas del valle. En la actualidad, lleva el control de los dos torneos más prestigiosos que se disputan en Peñamellera Baja: El Memorial Pepe Villar, de Suarías, y el San Cipriano, que se juega en Panes. Su trabajo en favor de los bolos «fue constante, desinteresado y nunca lo suficientemente bien valorado».
El joven Álvaro Collar de la Mata, a pesar de su juventud ya cuenta con un extraordinario palmarés en las modalidades individual, de parejas y por equipos, siendo además una persona que colabora activamente de la difusión y la dinamización de la modalidad. Se le definió como el gran referente del bolo vaqueiro y se puso en valor su comportamiento exquisito en la bolera.
En 2019 los premios cumplirán sus bodas de plata. Para muchos hubiera resultado impensable llegar a esa fecha, no así para Isidro Caballero quien aseguraba ayer que lo fundamental es «saber dónde estamos y hacia dónde vamos». Contestaba al interrogante matizando que «estamos por el buen camino, pero hay aspectos en los que se puede innovar». Las principales limitaciones pasan porque «somos pocos y estamos dispersos, la mayoría vivimos fuera de Panes».
Con un enfoque de futuro apostó porque las asociaciones que promueven los Encuentros Astur-Cántabros, Primorias y el Pico Peñamellera, se «podrían juntar, porque partimos de la misma idea y podríamos sacar adelante nuestras iniciativas con un programa de tres días de duración». El reto queda lanzado.