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Miriam Velarde, la reina asturiana de los bolos

Miriam Velarde, la reina asturiana de los bolos

Toda una vida jugando a los bolos. Hasta cuando era raro ver a una niña hacerlo, Miriam Velarde lo tenía claro y eso le ha llevado a sus 31 años a ser la mejor jugadora de Asturias y a situarse entre las mejores de España en bolo Palma. Nació en Panes, capital de Peñamellera Baja, un concejo donde siempre se ha conservado e impulsado la afición a modo, casi, de seña de identidad del municipio. No en vano allí está emplazado el Museo de los Bolos.

Se siente orgullosa de haber seguido una afición que caló hondo en ella desde la infancia y que le despertó su padre. Siempre le ha gustado jugar, no hay competición que se le resista y su nombre está vinculado al máximo nivel en bolos. Su extenso palmarés llegó sin ambición, porque su único objetivo siempre fue seguir practicando un deporte que le apasiona «Todo aquello que llevo consiguiendo es un poco un premio al esfuerzo que he hecho estos años, que se ve así recompensado, pero si no lo hubiera conseguido, tampoco hubiese pasado nada. Lo que me ha gustado siempre es jugar y nunca he ido con ningún tipo de ambición de querer ganar todos estos títulos».

Ha logrado individualmente 16 campeonatos regionales y uno nacional en bolo Palma; cuatro campeonatos regionales de peñas y dos ligas de máxima categoría, entre otros muchos éxitos deportivos, algunos logrados en repetidas ocasiones. En 2022 fue bronce en el Campeonato de España y ganó el Torneo de Maestras, una victoria que, junto al Memorial «Marcelino Botín», es muy especial para ella. La jugadora forma parte de la Peña Bolística Torrelavega SIEC de Cantabria.

Es maestra de Primaria en un colegio de Santander (Cantabria), comunidad en la que reside y compite. Allí la competición de bolos, y en especial la femenina, tiene más implantación y reconocimiento que en Asturias. Tienen liga, copa, circuito individual y por parejas y están federadas unas sesenta mujeres. Sus alumnos saben quién es fuera de las aulas y no porque se lo diga ella, sino porque después de muchos años compitiendo, se sabe que es una de las jugadoras más relevantes de este deporte. La ven en la prensa y a veces le llevan las publicaciones donde sale. «Siempre hay algún alumno que aparece con el periódico en clase y a veces van a verme», explica Miriam. 

Nunca le importó ser la única niña de Panes que jugaba a un deporte que solo practicaban hombres. Su padre, José Luis, siempre creyó en ella y en sus posibilidades como jugadora. Él falleció cuando ella ya competía en la liga cántabra, pero antes de poder ver los éxitos que cosechaba en esta disciplina, que él mismo practicaba. 

«Era una complicidad muy importante la que teníamos, y en los bolos más. Quizás empezó a creer en mí y en mis posibilidades antes de que yo lo hiciera y siempre me apoyó . Él entendió que, lo mismo que podían los chicos jugar a los bolos, también yo podía». 

Miriam anima a las chicas asturianas a iniciarse en un deporte «más bonito y atractivo de lo pueda parecer», y que define como «un desafío» para quien lo practica. «Aunque sepas mucho, siempre hay cosas que te sorprenden», afirma. Eso sí, las competiciones se concentran entre abril y agosto, por lo que exige un esfuerzo extra: toca competir en verano. Sabe que es difícil sumar adeptos, porque no es una para quien quiera resultados inmediatos. «Es un deporte que requiere mucho esfuerzo y es de aprendizaje lento. Los niños lo quieren todo muy rápido y los bolos necesitan cocinarse a fuego lento». Miriam apuesta porque las administraciones sigan fomentando la motivación de los más pequeños hacia este deporte.

Entre tanto, ella seguirá jugando y ayudando a la divulgación de los bolos: al fin y al cabo, forman parte de su vida y sabe que quien despertó su afición estaría «muy orgulloso» de lo que ha logrado aquella niña que con solo 4 años ya sorprendía por su interés observando a los jugadores en la bolera de Panes.

Referencias

La Nueva España